Cada vez que recuerdo algo, siempre, pero siempre ese recuerdo está ligado con alguna canción, desde pequeño es algo automático en mí. A tal nivel de amor por la música he llegado, que quizás no siendo el mejor ejecutante, he sido un dependiente de ella, en mi diario andar debo estar acompañado de ella, es una de las cosas de las cuales siempre estoy agradecido de Dios, pues la música, esta bella creación de Él, me ha dado muchísimos momentos de alegría, me ha acompañado en momentos de profunda pena, en etapas de mi vida que sin ella creo que no habrían sido lo mismo, sabio es mi Dios al usar la música para alegrar mi vida.
Día a día deseo expresar lo que siento a través de la música, que se dé la instancia de poder mostrar esos sentimientos que tengo usando esta herramienta, este talento que Dios me ha concedido; Espero poder progresar para que ese mensaje se muestre sin errores, quiero expresarle mi amor y gratitud a Dios a través de ella, quiero demostrarle mi amor a mi esposa a través de ella, quiero cantarle canciones a mis hijos cuando los tenga, quiero honrar a algún ser querido cuando parta con Dios con una hermosa melodía, quiero que siempre, en mi vida, se haga presente, como lo ha sido hasta ahora. Quizás no sea un hombre que viva de la música monetariamente hablando, pero si me falta la música, mi día sería horrible, he aprendido a ser dependiente de Dios, de su amor y también de este regalo que Él nos entregó.
Cada vez que viajo, sea este viaje largo o corto, he ido acompañado de música, desde los viejos walkman con cassette (andar con tanto cassette en la mochila era muy incomodo), pasando por los CD’s (CDA y MP3) y ahora ya con más comodidad gracias a los reproductores MP3 nunca he salido sin esta armado de buena música. Quiero, como lo ha sido hasta ahora, que una canción marque las rutas que recorreré, quiero que sea una canción la que me traiga imágenes de los hermosos lugares que he visitado, no importando el estilo, no importando la letra –si es que la tiene-, no importando cuantos acordes lleve una canción, me basta con que sea una melodía la que me acompañe y haga de un simple viaje, una gran travesía.
Gracias a aquellos que han sido inspiración, a aquellos que me han enseñado a amar la música (mención Honrosa a mi hermano Antonio que me enseñó los acodes en guitarra siendo yo pequeño), gracias a aquellos que siguen perfeccionándose, que hacen piezas musicales que me acompañan día a día, gracias a los luthiers que hacen instrumentos que nos ayudan a transmitir la buena música, gracias a todos los que aman la música como yo y que siendo o no un músico de profesión, se pueden denominar sin vergüenza alguna, un amante de la música.